El EH :
filosofía, no religión.
En
el siglo 20, escritores, periodistas, investigadores universitarios,
pensadores, escribieron que el EH es no sólo la segunda revolución
humanista, sino que potencialmente también una religión intrínseca de la Humanidad.
Sin embargo, el eco-humanismo es una filosofía existencial de la Humanidad, un catalizador
de los posibles humanos, y un agente de realización del proyecto natural de
desarrollo de la Casa humana. Pero no es por tanto una religión, en el
sentido tradicional del término, en la medida
particularmente donde no hay rituales de sometimiento o de oraciones, ni
creencia-dependencia en una eventual entidad teísta o supranatural, ni
promesas de salvamento y de eternidad en otro mundo, vinculadas a esta
dependencia.
La única comparación relevante es que, a semejanza de las principales religiones monoteístas, sus
participantes modernos se hicieron capaces de coordinar cuatro medios ya
ampliamente experimentados en materia de organización societal duradera :
- un proyecto que apunta a la felicidad, a la educación, y a la cohesión,
de toda la Humanidad ;
- un patrimonio de textos-guías y un corpus principial en los cuales cada
uno puede tener fe, es decir referirse en confianza ;
- animadores voluntarios capaces de organizar, de motivar, y de reforzar,
la comunidad participante;
- una estructura arbitral independiente que impide toda corrupción del
patrimonio transmitido y de la comunidad.
Una diferencia mayor con las religiones teístas es que el corpus
principial eco-humanista es una producción colectiva mejorable y evolutiva
permanentemente, abierta al debate y a la ciencia, y siempre conforme al
interés general humano.
Otra diferencia mayor, que emana de la primera, es que el eco-humanismo no
se impone por una presión amenazadora y\o un supremacismo etno-cultural, y
que no puede ser instrumentalizado por intereses políticos, económicos,
y/o ideológicos,
para favorecer un acaparamiento particular ilegítimo e injusto.
El eco-humanismo progresa por una conjunción ejemplar de coraje y de
sabiduría, al servicio de la Casa humana común, la entitad superior que mejor organiza la cohesión y la proyección
del
conjunto de la Humanidad, relevando y mejorando un patrimonio metacultural
que resulta de la calidad siempre mejorada del cerebro colectivo global
humano, cerebro que mutualiza y transmite este potencial vital en una dinámica existencial autoprotectora.
Recordemos que en eco-humanismo, el término existencial cualifica
"lo que determina la realidad científicamente analizable de la existencia
de un fenómeno o de un Ser, en su consistencia y su duración". Lo que
subtiende el gran proyecto humano, sin tener por eso lazo con corrientes
intelectuales (filosóficas, literarias, gnósticas, etc) cualificadas
existencialistas, pero que no responden a esta definición, particularmente
cuando inducen un conocimiento de la realidad por un dogma restrictivo, o
por una liberación imaginaria,
egocéntrica y pilotada por referenciales generadores de angustia, o de
no-esperanza en el desarrollo humano por su fuerza autogénica de conjunto.
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